Los amigurumis llegaron a México a través de la influencia de la cultura japonesa, que ha ganado popularidad en el país desde finales del siglo XX. A medida que el interés por el arte del crochet y el tejido a mano se expandía, muchos artesanos mexicanos comenzaron a descubrir la técnica de crear estos adorables muñecos.
En los años 90, la globalización y la difusión de la cultura pop japonesa, incluyendo el anime y el manga, llevaron a un creciente aprecio por el diseño y estilo de vida japonés. Fue en este contexto que los amigurumis comenzaron a hacerse un lugar en el corazón de los mexicanos. Con su estética encantadora y su carácter juguetón, estos muñecos de lana no solo se convirtieron en juguetes, sino también en piezas de colección y regalos significativos.
Hoy en día, los amigurumis se han adaptado a la cultura local, fusionándose con tradiciones y estilos mexicanos. Muchos artesanos y emprendedores han comenzado a crear sus propios diseños, incorporando elementos culturales y simbólicos. Así, los amigurumis en México no solo representan una técnica de tejido, sino también una conexión entre dos culturas, celebrando la creatividad y la diversidad. Su popularidad sigue creciendo, convirtiéndose en un símbolo de cariño y dedicación en cada puntada.